Sostiene que la incorporación de nuevas tecnologías es un cambio significativo para las organizaciones, pero está lejos de ser lo más revelador e importante de esta transformación.
Entendiendo que la transformación digital, como el propio término indica, implica un cambio del modelo de negocio y de la organización, es decir conlleva revisar la estrategia, estructura, cultura, el propósito y talento, y no simplemente implementar tecnología digital, nuestro país estaría en una situación bastante poco alentadora.
Así lo confirma el Informe de Cultura Digital 2019, el primero de su tipo en Chile y que fue realizado por CLA Consulting, en conjunto con Icare y Cadem. Entre sus conclusiones, destaca que existen incongruencias relevantes en el discurso de los ejecutivos del país, lo cual lleva a aumentar la preocupación sobre la manera en que esta transformación se está abordando.
Si bien el estudio reconoce que la incorporación de nuevas tecnologías es un cambio altamente significativo para las organizaciones del país y del mundo, está lejos de ser lo más revelador e importante de esta transformación. ‘Por lo mismo creer que con incluir nuevos sistemas o tecnologías es suficiente, es ser ingenuo y poco realista frente a la magnitud de este proceso. Lo que está surgiendo actualmente es un cambio en las maneras de trabajar, en la forma en que las personas se relacionan y en cómo se van abordando los distintos métodos de trabajo’.
Al respecto, Ignacio Martín, académico de la Escuela de Negocios UAI, destaca que las empresas deberían darse cuenta que no es lo mismo digitalizar, es decir introducir tecnologías para simplemente hacer más eficiente el negocio actual, que asumir realmente el desafío de la transformación digital. ‘Solo transformando realmente la organización se podrán aprovechar las oportunidades y superar las amenazas que ofrece el desarrollo exponencial de las tecnologías digitales’.
Motor de cambio
El Informe de Cultura Digital 2019 sostiene que es de suma importancia que se le dé relevancia a todas las aristas que están involucradas en este cambio, en especial la cultura organizacional. ‘Se invierten millones en nuevos sistemas, pero pocos se están preocupando de que las personas estén entendiendo lo que realmente esto implica y cómo buscar sinergias para mejorar la oferta de valor para los clientes y hacer que las organizaciones sean más productivas’.
Sumado a esto, enfatiza que es fundamental que los liderazgos sean capaces de entender las dimensiones y profundidad de la transformación y las dinámicas humanas que se requieren, ya que son ellos los llamados a modelar y movilizar los cambios que la organización y los equipos necesitan para enfrentar los desafíos adaptativos que esta cuarta revolución trae. ‘Hoy el cambio cultural se está quedando en el discurso de muchas empresas, pasar a la acción es una prioridad si se quiere avanzar como país en el desarrollo digital’, dice el estudio.
Por este motivo, precisa, que las personas tienen que ser el motor de cambio si se quieren lograr organizaciones sostenibles, y para hacer esto es de suma importancia tener en consideración el tipo de costumbres, procesos y rutinas que se viven particularmente en cada organización. ‘Todo tipo de transformación se debe anclar en la historia de una institución y en la necesidad de cambio que el contexto está mostrando. Por lo mismo surge la oportunidad de promover una transformación digital que sea única para cada empresa y que aproveche las particularidades y fortalezas de cada organización’.
Al respecto, Ignacio Martín cree que las empresas de Chile están centrándose en la digitalización de sus negocios actuales, más que en iniciar una verdadera y profunda transformación digital. ‘No digo que ser más eficiente no sea necesario, ni que no haya que aprovechar el aumento de productividad que ofrece la digitalización, pero limitarse a esto es insuficiente. Hay que revisar el modelo de negocio y la forma de organizarnos y producir, aprovechando las nuevas posibilidades que ofrecen las tecnologías digitales’.
A su juicio, el aislamiento social por el coronavirus puede servir de aliciente para la transformación digital, siempre y cuando, considerando además el tremendo impacto en la economía, se adopten medidas excepcionales para mantener el tejido empresarial y una especial ayuda a las pymes.