Ser madre sin perder la carrera en el intento

Próximos a celebrar el día de la Madre, la Célula de Diversidad nos comparte una reflexión que invita a movilizarnos como equipos para gestionar soluciones que concilien la vida personal y laboral. 

“Hace una par de días, armando el equipo para abordar un proyecto, llamo a un par de colegas mujeres para invitarlas a participar y me contestan “imposible, no puedo tomar más trabajo, estoy superada con los niños, una de ellas incluso tenía lágrimas en los ojos que reflejaban el agobio” relata Paula Figari. A partir de ese testimonio, surge esta reflexión de la Célula de Diversidad.

Prácticamente a diario leemos de las dificultades que ha generado el teletrabajo y la conciliación laboral. Especialmente es importante destacar el gran retroceso que ha tenido la ocupación laboral femenina, viéndose significativamente afectadas las profesionales que tienen a su cargo el cuidado de otros (niños, enfermos y adultos mayores). Algunos estudios van más allá y hablan de la “penalización” o motherhood penalti cuando inician la crianza, a diferencia de los padres que mayoritariamente se ven beneficiados cuando nacen sus hijos(*).

En este contexto, y acercándose el día de la madre, es momento que comencemos a tomar cartas en el asunto, de no ser así, terminaremos con una generación de madres e hijos dañados. Las primeras porque es imposible estar en todos los frentes sin agobiarse en el intento, y los segundos porque al estar en formación aún necesitan contención para sentirse seguros y crecer sanos.

Desde nuestro trabajo en consultoría, y conociendo la realidad de muchas organizaciones y equipos de trabajo, a diario vemos personas sobrepasadas, especialmente las profesionales en etapa de crianza. Es cierto que no podemos atribuirlo exclusivamente a las mujeres, pero en el grupo ellas están en su mayoría incluidas.

El problema ha logrado ser identificado: la pandemia ha borrado la distinción entre vida personal y laboral, especialmente entre quienes trabajan a distancia. Pero ¿cómo avanzamos? A un año de vivir a diario esta crisis, como sociedad, no podemos seguir esperando que una autoridad gestione la solución. Desde nuestros frentes internos y áreas de influencia, atrevámonos a movilizar. En este contexto hemos recopilado una serie de buenas prácticas que pueden ser incorporadas, primero como equipos y luego como organización, que pueden gatillar cambios positivos en las múltiples actividades que desarrollamos.

Primero que todo, humanicemos las conversaciones, hablemos en familia, con las parejas, con los compañeros de trabajo; con el propósito de colaborar unos con otros, dar una mano, empatizar, buscar las mejores prácticas, establezcamos plazos razonables y limitemos la cantidad de reuniones al día, ajustando los horarios a lo posible.

En esta etapa, el rol del empleador puede ser contribuir al concepto de corresponsabilidad, poniendo su aporte por medio de mayor flexibilidad, espacios de desconexión, priorización de horarios de reunión en aquellos momentos en que personas al cuidado de otros pueden participar.

Algunas organizaciones conscientes de la necesidad de adaptarse, ya están dando pasos importantes. Queremos compartirles los que consideramos prácticas alcanzables que están implementados algunas grandes empresas, más en base a voluntades que a sofisticadas decisiones corporativas. Por ejemplo:

  • Viernes sin zoom (o meet).
  • Una tarde libre al mes para poder compartir con nuestros seres queridos
    Bloques de horarios sin reuniones.
  • Tardes de conexión humana, estar con nuestros equipos y conocernos más allá.
  • Limitar reuniones a primera hora para empatizar con quienes son padres, madres o tutores y apoyen a sus hijos en el colegio virtual o presencial.
  • Respuestas automáticas de mail que expliquen, desde la conciliación (ej. tengo que dar almuerzo a mis hijos de 3 y 5 años), el retraso de algunas respuestas.

 

Creemos que lo anterior permitirá profundizar lazos, lograr mayor eficiencia y compromiso con la organización. En vez de tener profesionales ansiosos por no rendir, podemos tener equipos colaborando orgullosos de alcanzar resultados en conjunto.

Si bien la problemática de conciliación es transversal, universal y afecta a la mayoría de las personas que tienen a su cargo a otros seres humanos, aprovechamos el día de la madre para homenajear a todas esas mujeres que han hecho esfuerzos sobrehumanos para mantenerse en sus trabajos, educar, cuidar y contener a sus hijos.

El mejor regalo en el día de la madre no serán flores o chocolates, sino mayor corresponsabilidad, para que éstas puedan seguir siendo madres sin perder sus carreras en el intento.

 

(*) Getting a Job: Is there a motherhood penalty. Shelley J. Correll, Stephen Bernard, and In Paik, Cornell University