Se busca Gerente(a) de Sostenibilidad. Único requisito: reciclable y biodegradable

Manuel José Pau, consultor asociado de CLA Consulting en Chile y Estados Unidos con amplia experiencia en definiciones estratégicas y análisis de entornos empresariales y sustentabilidad.

Aún cuando el concepto ha ido tomando fuerza en los últimos años, no es raro encontrarse con dudas sobre qué es exactamente lo que hacen las áreas de sostenibilidad de las empresas, incluso dentro de aquellas organizaciones que cuentan con ella. No sólo porque la idea de sostenibilidad sea ambigua en sí misma, sino porque su contenido, es decir, cómo se despliega y en qué cosas concretas se manifiesta, puede variar considerablemente de una organización a otra. Además, el concepto debe batallar con ciertos sesgos sociales que influyen en su percepción y valoración. Según la vereda desde la que se camine puede ser vista como una moda progrewoke, o al revés, una respuesta conservadora y gatoparda de marketing empresarial.

Históricamente, el concepto ha oscilado entre ser una herramienta de relaciones públicas en sus orígenes, pasando por un asistencialismo implícito en el concepto de RSE,  hasta aspirar a convertirse en un esfuerzo estratégico del negocio para asegurar su viabilidad. Viabilidad que se ha ido entendiendo cada vez más vinculada a los elementos ambientales, sociales, ambientales y de gobierno del negocio (ESG, por sus siglas en inglés), además de los más tradicionalmente financieros. Sin embargo, el camino, las tareas y las herramientas para ir buscando esa viabilidad, pueden ser tremendamente diversos, dependiendo del sector, la geografía y la cultura organizacional de que se trate. Una empresa minera en el norte de Chile podría tener prioridades de sostenibilidad muy diferentes a una fintech en Santiago, aunque ambas busquen un futuro sostenible.

Esto ha llevado a que la sostenibilidad empresarial se interprete y defina de múltiples maneras, dando contenidos y tareas muy diversas. ¿Es esto un problema? Aunque no ayuda a su fama, en realidad, esta diversidad puede ser una fortaleza. Una interpretación única y monolítica de la sostenibilidad podría no ser adecuada para todas las organizaciones. Lo importante es que cada organización comprenda y defina la sostenibilidad de manera coherente con su propósito, su visión y sobre todo su contexto.

En este sentido, es válido que profesionales de diferentes áreas, desde abogados e ingenieros hasta especialistas en marketing y periodistas, y de distintos niveles, desde el directorio a los operarios, pasando por los ejecutivos y todas las líneas, se involucren en la sostenibilidad. El último Pulso de Sostenibilidad (descarga aquí),  estudio de CLA Consulting, la Cámara de Comercio de Santiago y Acción Empresas, confirmó la diversidad de áreas en las que se aloja la sostenibilidad, mostrando que las empresas están adaptando la sostenibilidad a sus estructuras y necesidades individuales.

Pero, ¿hacia dónde vamos desde aquí? Las empresas están comenzando a reconocer que la sostenibilidad no puede ser relegada a una única oficina o departamento. Su importancia estratégica está creciendo y, para ser verdaderamente efectivos (viables en realidad), las empresas deben infundir la sostenibilidad en cada aspecto de su negocio. La verdadera meta es que toda la organización y en toda su cadena de valor, desde la operación, a sus áreas de apoyo, y desde los proveedores y contratistas a los usuarios finales,  funcionen de forma sostenible.

En este escenario, y tal como planteaba una Gerente de Sostenibilidad de una empresa brasileña, desde el momento en que se entiende la sostenibilidad empresarial desde esta perspectiva integral, se está pensando también en su muerte, no porque no sean necesarias, sino porque su trabajo se habrá completado. Así, planteaba la ejecutiva, que su cargo debería ser reciclable y biodegradable, una vez que se haya logrado que la empresa en su totalidad sea sostenible y no solo la responsabilidad de un departamento o gerente, sino de la esencia misma del negocio.