Paula Figari
Columna para La Tercera
Llevaba semanas trabajando en un informe importante para mi jefe. El día de la presentación, noté en él cierto grado de insatisfacción, algo no iba bien. Me mira y me dice: ¿Crees que este informe cumple nuestras expectativas, así pretendes formar parte de este equipo? No sirves para nada, pero como eres bonita insisto en darte una oportunidad, no hay por donde contigo, o bonita o inteligente, pero ambas cosas no son posibles en una mujer».
Esta es la historia de una abogada de un reconocido estudio que, como otras mujeres y hombres de Chile, sufren acoso laboral, como también existe de tipo psicológico, sexual, escolar, moral.
Ante este escenario, es importante preguntarnos, ¿qué hace que un ser humano traspase los límites y la dignidad de otro ser humano? Según el reconocido psicólogo Stale Einarsen, el acoso laboral es un problema multifactorial que incluye a la persona, el tipo de interacción y el tipo de organización donde se desarrolla. Cuando estas tres dimensiones se alinean, existe terreno fértil para el acoso laboral.
En el perfil de las personas acosadoras podemos encontrar una fuerte necesidad de control, foco en el resultado, rigidez y falta de empatía. Por su parte, quienes son acosados no tienen un perfil definido, pueden ser personas más o menos seguras de si mismas, más o menos talentosas. Lo que define el patrón de la relación es que la persona juzga estar en una posición de menor poder frente a la otra y no puede detener el acoso.
Por su parte, las organizaciones reflejan el tipo de sociedad en la que vivimos. No es casualidad que el 80% de las empresas de nuestro país sean resolutivas, cuyo motor principal está en el logro, la eficiencia, el control, la exigencia y el resultado. Organizaciones jerárquicas con propensión a perder de vista a la persona y el sentido de propósito en el trabajo.
Si miramos el entorno, Chile está volviéndose un país más diverso, y eso ha traído grandes desafíos para las organizaciones y a las personas, enfrentándolas a la necesidad de adaptarse a ambientes cada vez más complejos. Quizás el acoso laboral es un síntoma más de raíces profundas que nos tienen atrapados y que no nos dejan avanzar. Aún tenemos mucho trabajo por hacer, pero vamos por buen camino, donde emerge un nuevo nivel de consciencia y ya no estamos dispuestos a tranzar.