Verónica Vargas
Columna para el Diario Gestión Perú
¿Por qué nos cuesta priorizar? ¿Es solo un desafío individual o es sistémico?
Estamos terminando los primeros cinco meses de este año y en las organizaciones nos preguntamos cómo vamos con nuestros resultados. La revisión de los objetivos estratégicos está en agenda. Sin embargo, el día a día está siendo tan intenso y son tantas las actividades por realizar que algunos equipos parecen desenfocados y agotados.
¿Por qué cuesta que las personas nos enfoquemos en ciertas prioridades? En el libro “Strategy as Leadership”, Vas-solo y Weisz hacen hincapié en uno de los motivos de la resistencia a priorizar: las pérdidas que enfrentamos las personas al tener que hacerlo.
Las personas estamos acostumbradas a dar prioridad a ciertas cosas que valoramos y pensar en dejarlas puede afectarnos más de lo pensado. Quizá tenemos que dejar de lado actividades que son parte de nuestra identidad, como la participación en ciertos comités, por los que somos reconocidos. Quizá el temor es, más bien, ir en contra de la lealtad que tenemos hacia ciertas personas que esperan algo de nosotros y no hacerlo implicaría frustrar expectativas.
Podríamos pensar que la falta de foco y el agotamiento asociado son desafíos individuales. Si ese fuera el caso, podríamos conversar con nuestros equipos acerca de las pérdidas que debemos asumir y no solo de los beneficios. Sin embargo, solemos encontrar que no son pocas personas quienes lo viven. Ahí vale la pena ver el desafío en perspectiva y, posiblemente, encontremos que es una característica del sistema, es decir de varios equipos y hasta de la organización en general. Estar muy ocupados ha pasado a ser parte de la cultura.
De qué manera podemos, desde las cabezas de la organización, impulsar una cultura de la priorización, en vez de una cultura de “estar ocupados”. Analicemos las pérdidas, ¿qué puede perder la organización al estar más enfocada? Quizá parte del temor es sentir que estar ocupados es trabajar y es parte de nuestra identidad. Quizá se siente que priorizar significa debilitar vínculos con algunas personas que nos demandan cierta actividad. La clave es notar que los desafíos individuales se abordan con ciertas personas, pero los desafíos sistémicos requieren que todas las personas que son parte del problema, participen colectivamente de la solución.
Claves
- Pon el elefante sobre la mesa. Conversa con tus equipos sobre su capacidad de priorizar y las dificultades que identifican al hacerlo.
- Identifica las pérdidas. Para impulsar cambios, es fundamental pensar no solo en lo que beneficia a las personas sino también en lo que perderán producto del cambio.
- Abordaje individual y sistémico. Si intentamos abordar desafíos sistémicos solo de forma individual, estamos haciéndolo de forma parcial, superficial y poco sostenible en el tiempo.
