Lucía Colunga | Florencia Salim
Hace unas semanas atrás, en una conversación familiar y liviana a propósito de una película, escuché a mi suegra decir que eso del feminismo la tenía “chata” y que ella se consideraba “machista”.
¿Qué podía decir para concientizarla sobre cuántos cambios han sido posibles gracias a la lucha feminista que existe hace más de cinco décadas? ¿Cómo podía demostrarle que, el feminismo, trae beneficios no sólo para las mujeres, sino también para su marido y sus propios hijos?
Ese día no dije nada, pero me quedó dando vueltas en la cabeza: ¿qué se entiende cuando hablamos de feminismo? ¿Por qué el feminismo genera estas resistencias, incluso entre las mujeres?
Desde la célula de Inclusión de Diversidad de CLA Consulting, nos atrevimos a preguntarlo a través de una encuesta y la respuesta es contundente: el extremismo; las manifestaciones exacerbadas, violentas y confrontacionales, junto con las declaraciones poco tolerantes y excluyentes del sexo opuesto -y de todo el cual no esté de acuerdo con cada tema que se plantea- son las principales causas de resistencia al movimiento que identifican el 50% de los participantes.
¿Por qué crees que el movimiento feminista está generando tantas resistencias?

Consultamos a la experta en Liderazgo Femenino, Tatiana Camps, quien nos comparte la siguiente reflexión respecto del mayo feminista que tuvo lugar en Chile el 2018, donde las universitarias salieron a las calles a denunciar el abuso y acoso sexual que sufrían de parte de sus profesores universitarios: “muchas personas sintieron el derecho a opinar de la pertinencia o no de hacer aquello. Se quedaron en la forma sin pensar en el fondo. A mí me parece que esas chicas, al salir con los pechos desnudos, no le hicieron daño a nadie y lo que lograron es que hoy día, por ley, todas las instituciones de Educación Superior tengan que tener protocolos para prevenir y hacer seguimiento al acoso y al abuso sexual.”
En todo movimiento social, a lo largo de la historia del país y del mundo, fue necesaria una manifestación disruptiva para generar la suficiente tensión, romper el equilibrio y lograr que el desafío tome lugar en la agenda y se dé inicio al proceso de cambio. Con esto, no buscamos avalar las formas violentas: en definitiva, dentro de la diversidad de hombres y mujeres que existe, cada uno toma formas diferentes de expresarse. La pregunta que continúa es la siguiente: ahora que ya está en agenda, ¿cómo hacemos para continuar avanzando sin seguir generando tanta resistencia?
Otras de las principales causas de resistencia al feminismo que identificamos en el estudio, fueron la falta de información -con un 18%- y la resistencia al cambio, particularmente identificada por el 17% de los hombres.
¿Por qué crees que el movimiento feminista está generando tantas resistencias?

Frente al desafío adaptativo de “lograr que hombres y mujeres tengan los mismos derechos, oportunidades, responsabilidades y obligaciones”- como define Tatiana Camps al movimiento feminista- avanzar de manera efectiva requiere de intervenciones que generen tensión para mantener la incomodidad que nos obligue a avanzar, pero también requiere de intervenciones que generen contención: ser capaces de escuchar y acompañar a las distintas facciones o puntos de vista, identificando qué información les está faltando para comprender mejor los beneficios del cambio, así como las pérdidas, miedos y costos que les significa este proceso. Por definición, desde el modelo de liderazgo adaptativo, las personas no se resisten a los cambios per se, se resisten a las pérdidas que perciben en relación al mismo.
Por último, y a propósito de la prensa en sí y el rol de los medios y los espacios de comunicación -tanto masivos como privados frente a este desafío social-, no hace falta aclarar que las manifestaciones extremistas, violentas y/o excluyentes son sólo una facción de personas frente al movimiento. Como declara Tatiana Camps en la entrevista: “la prensa es un problema: le da mucho espacio a los vociferantes. En todos los ámbitos, la agresión, la violencia, los gritos, los insultos, <<el circo mediático>>, logra tener un espacio en la prensa. Quienes se manifiestan así tienen más espacio”.
Existe una gran cantidad de hombres y mujeres, empresas y organizaciones con y sin fines de lucro, haciendo un trabajo mucho más pacífico, tolerante e inclusivo a fin de movilizar un “feminismo de la diferencia que invite a reconocer las distinciones entre lo femenino y lo masculino y poner a ambas en valor”. Como concluye Tatiana: “hoy día hay espacio para un feminismo mucho más reflexivo, mucho más empático y mucho más conversador y de acuerdo”.
Por lo mismo y porque resulta imperioso seguir avanzando con la causa, las preguntas serían: ¿cómo intervenir para ser más efectivos empujando este desafío? Y por el otro lado, ¿cómo sostener el fondo cuando las formas no nos convencen?