Verónica Vargas
Columna para el Diario Gestión Perú
¿Cómo puede una organización generar una comunidad que se sostiene en el tiempo? ¿Qué rol
tiene el ejercicio de liderazgo en ello?
Hace algunos años tuve la oportunidad de conocer una organización muy particular. Una escuela de
baile que parecía común, tenía clases para niñas pequeñas, adolescentes y adultas. Sin embargo,
recogí más información que me llamó la atención. La escuela tenía 60 años, no usaba redes sociales,
ni hacía publicidad. Contaba con una sola maestra, la hija de la fundadora. Las estudiantes más
antiguas tenían 30-40 años bailando. Me preguntaba ¿cómo una escuela podía sostenerse tanto
tiempo, en un mercado competitivo, con distintas generaciones y sin usar estrategias modernas de
marketing?
Buscando respuestas llegué a Jono Bacon y a su libro People Powered, que analiza el poder de las
comunidades. Entre los muchos temas que aborda, quiero resaltar el valor de la colaboración. Hoy
las redes nos hacen pensar que una comunidad está compuesta por personas que solo ven y dan
like a contenidos. Sin embargo, las comunidades reales pueden ir mucho más allá. Pueden tener un
objetivo y caminar juntos hacia ello, además permiten a sus miembros interactuar, colaborar y ello
favorece la seguridad personal y el respeto. En esta escuela existe un objetivo común que moviliza a
todo el equipo. Las estudiantes tienen un rol en impulsar el sentido de comunidad, de hecho, el
aprendizaje entre pares es fundamental durante las clases y las personas más experimentadas son
guías y son muy respetadas en el proceso.
Conecto esto, también, con el rol del liderazgo. La capacidad que tienen las personas que impulsan
la comunidad de sostenerla en el tiempo es vital. Hace 60 años, ser profesor implicaba un ejercicio
de poder y dominación absoluto. Quien daba la clase era considerado un sabio y no podía ser
cuestionado. En esta escuela el estilo de enseñanza y de dirección correspondía con la época. Con
los años, la adaptación de la forma de enseñanza a las nuevas generaciones ha sido evidente. Hoy
hay un equilibrio entre la dirección de una autoridad y un ejercicio de liderazgo que se adapta a las 5
generaciones que interactúan, a las distintas formas de pensar y a las necesidades de quienes son
parte. Eso sí, el propósito no cambió y fortalecer ciertos valores sigue estando en la base de cada
clase.
El mundo ejecutivo tiene una oportunidad de generar comunidades sólidas de seguidores que
interactúan (no solo que dan like) y aprender a ejercer liderazgo de manera que se transforme en el
tiempo y siga generando valor a una comunidad. Del arte y de sus promotores hay mucho por
aprender.
Claves
● Impulsar la formación de comunidades tiene un impacto importante en el bienestar emocional
y social de las personas
● Las comunidades pueden formarse con personas diversas que favorecen la innovación para
abordar desafíos complejos
● Para formar una comunidad: identifica los temas de interés de las personas, anímalas a
encontrar desafíos colectivos y a definir un propósito común
Importante
Tener un propósito organizacional y generar sentido de comunidad son herramientas clave de
retención de colaboradores hoy.
