¿Dónde está el regreso a la normalidad que esperábamos para el 2021? El año empezó recordándonos que la palabra clave del momento es “incertidumbre”. Sin embargo, el cuerpo y la mente nos piden “volver a la normalidad”. Quizás no vayamos a volver a la normalidad, pero sí podemos transformarnos para superar los cambios que estamos enfrentando. Comparto algunos aprendizajes vividos el año pasado que nos pueden hacer sentido como personas u organizaciones que han debido adaptarse a la anormalidad.
Primero, aceptemos la realidad. Estamos ante una pandemia global. Punto. Fue un cambio brusco e indeseado. Ha traído cuarentenas, pérdida de vidas, pérdida de salud, pérdidas económicas, pérdidas de empleo, entre otras. Indudablemente suficientes pérdidas como para producir mucha resistencia de parte de cada uno de nosotros, de nuestras jefaturas y de las organizaciones que deben liderar a ciegas.
Primer aprendizaje: lidiar con las pérdidas.
La reacción natural humana ante las pérdidas es evadirlas. Tenemos que ser capaces de ver si lo estamos haciendo o no para poderlo superar. Una manera de evadir es desplazando la responsabilidad. Por ejemplo, decir que la pandemia “es culpa de los chinos”, “o de los aeropuertos”. Otra manera de evadir es distrayendo la atención: “esto se resuelve con la vacuna”. Como empresa, ¿estamos más preocupados del retorno a las oficinas o de entregar mejores condiciones a los colaboradores desde sus casas? Cuando no podemos cambiar la realidad, nos vemos obligados a cambiar nosotros, a adaptarnos.
Segundo aprendizaje: Adaptarse no es conformarse sino transformarse.
Y transformarse no es producir un cambio extremo, sino un cambio pequeño, pero de manera sostenida. Por ejemplo: utilizar una mascarilla en público y en privado, aún cuando nos sentimos seguros de que “no va a pasar nada si me la quito”, mientras que en el trabajo podríamos preguntarnos el sentido de urgencia de un correo antes de mandarlo a las 21:00 horas.
Tercer aprendizaje: Los momentos de cambio también son momentos de conservación.
Las cuarentenas se han hecho para conservar la vida, y el sistema de salud. Aunque a veces pareciera que estuviera “cambiando todo”, la realidad es que estamos conservando mucho más de lo que estamos cambiando. Merece la pena pensar, no solo en lo que se cambia, sino también en lo que se conserva.
Por lo tanto, una tarea para este inicio de año es tomar perspectiva sobre los cambios que nos han estado ocurriendo durante la pandemia a cada uno de nosotros y nuestras organizaciones (ya que todos estamos igualmente afectados por el entorno). Aceptemos la realidad en lugar de evadirla y enfoquémonos en lo positivo de aquello que conservamos. Adaptémonos con cambios pequeños pero consistentes.
Que este 2021 siga siendo una oportunidad para acrecentar nuestra capacidad adaptativa.